sábado, 8 de noviembre de 2008

Más allá de la sociología

La reflexión es una tarea de vagos y maleantes. Hay que saber perderse para trazar un mapa, salir de los caminos trillados, vagar: deambular por las encrucijadas, abrir senderos a través de las mieses o el desierto, penetrar en callejuelas sin salida; asumir que todo camino recorrido sin mapa es caótico (luego será posible tender o recoger puentes, bordear pozos o simas, perforar agujeros o taparlos). Y hay que saber subvertir la ley -y/o acaso pervertirla-: apearse de todo lo dicho o lo sabido, quedar solo; hay que romper con todos los grupos, disentir de todos los consensos, hasta tocar la muerte o el silencio (luego será otra vez posible confraternizar y conversar).
[Jesús Ibáñez: Más allá de la sociología, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1992, 3* Edición]

2 comentarios:

Javier Martínez Serra dijo...

Una gran verdad, te paso el enlace del reloj :)

http://www.directorio-turismo.com/relojes/rpoliticos.htm

Tango dijo...

Benjamin, del que parece que al final parte todo, apuntó a la dificultad que entraña el perderse, al arte que supone el aprender a perderse por las calles de la ciudad como uno lo haría por los senderos de un bosque. La mitología del flâneur, que arranca en Baudelaire, pero que sólo en Benjamin adquiere la resonancia un poco exagerada que hemos conocido los ya "postmodernos" (sea lo que sea lo que enuncia el palabro, lo hago propio) quizá condicione a estas alturas mis propias observaciones, pero garantizo que a ratos (y persigo esos ratos con ahínco, y los disfruto con infinito, por efímero, placer) he conseguido perderme por mi ciudad y sentir, con ese leve erizarse del vello (signo insobornable, pues no disponemos de control sobre mecanismos corporales tan básicos) que tan bien caracteriza a la extrañeza. Ayer fue uno de esos días, aunque sólo a ratos (¡ay, cuesta tanto!) y supe saborear, como otras veces, la ambivalente sensación de lo unheimlich (pero sobre lo uncanny habrá que volver, infinitamente).

En cuanto a los mapas, ya te hablaré de mapas. Los mapas de una Ciudad que es y no es Madrid: la Ciudad por la que uno deambula en sueños y en donde pasan las cosas que no pasan.

Dulces besos.