sábado, 11 de octubre de 2008

CARA O CRUZ


Fin de semana de asamblea de distrito con sabor agridulce. Ha habido consenso y debería estar contenta. Todos están contentos porque hablan de consenso. Todos están contentos porque querían consenso y ha habido lista de consenso. Todos se quejan de que tres documentos dividen, hasta los que defienden ese documento que vinieron a representar. Y parecen contentos porque los documentos que representan han sido rechazados: que no queremos discutir, oiga! (pero discutimos). Yo voy en una lista de consenso y debería estar contenta por lo de la lista y por lo del consenso. Y estoy contenta, bueno, un poco, porque estoy más aturdida que contenta al comprobar que los que decimos que hay que estar en la calle con los trabajadores y las trabajadoras como solución al Tsunami, o resucitar a Marx o irnos a vivir a la Moncloa con ZP, lo decimos como si acabáramos de llegar al mundo de la política y no hubiéramos tenido la lucidez u oportunidad de aportar esas felices ideas antes de caer por un precipicio. Acabar de llegar, es cierto en mi caso, pero oído de la boca de otros, me da un escalofrío. Y es que se me deben escapar varios matices, o que las diferencias entre las distintas sensibilidades apelando al consenso se me antojan una mezcla entre hipocritilla y repite discursos, y es tan alejado de mi concepto de realidad que se me escurre entre los dedos. Sin embargo, la madurez de la militancia en muchas asambleas locales como la mía, está sacando la cabeza por encima de todo lo demás y ese es el camino hacia un proceso constituyente que devuelva la credibilidad a nuestra organización. Total, que en un vistazo rápido, simplificador, lanzo una moneda al aire para ver si estoy más contenta que aturdida. Cara, consenso, contenta. Es que de las cruces paso. Todos tan contentos y contentas con una felicidad consensuada y paritaria. En realidad, como dicen por ahí, a ver si una IU re-nueva y sólida sale de las bases. Pero tengo ganas de que esto se termine para empezar a hacer política.